¿Que
le motivó a dedicarse a la comunicación y específicamente a la radio?
Pues me motivó… Yo creo que tenía vocación
para esto porque, cuando era pequeño, me decía mi madre que yo ponía la radio
en Padrón, en mi pueblo, cogía una cuchara e imitaba a los locutores de la
radio, haciendo publicidad además, lo cual me da la impresión de que me vino de
pequeñito. Yo siempre creí que valía para esto, y hasta que pude conseguirlo,
me costó bastante, pero una vez que lo conseguí, pues ya a muerte con ello.
¿Cómo
fueron sus inicios en la radio, el inicio de su carrera?
Pues mira, yo… En mi pueblo, en Padrón, hay
una gran afición a las carreras ciclistas, hay mucha gente que le gusta el
ciclismo, y se organizan muchas carreras. Entonces, en cada carrera, hay un coche
que va con unos altavoces anunciando la publicidad y diciendo cómo va la
carrera, y eso lo tenía que hacer alguien, y como en mi pueblo sabían que a mí
me gustaba esto de la radio y de hablar, y de hacer todas estas cosas de teatro
y todo, pues me dijeron si quería hacerlo yo, y lo hice yo, y así empecé
realmente. Ahí empecé, y me di cuenta de que valía para esto. Y luego un día,
viniendo de una fiesta, con unos amigos, oímos en una emisora de Santiago, que
está muy cerca de Padrón, que querían gente nueva para la radio, que buscaban
voces nuevas. Entonces mis amigos me dijeron “A ti que te gusta tanto la radio,
¿por qué no te presentas? Y yo dije “pues me voy a presentar”. Y efectivamente,
me presenté y gané. Y eso fue en el año 65, y hasta hoy. Ahí empecé realmente.
¿Cómo
fueron sus años en la televisión?
Bueno, la tele suena un poco consecuencia
siempre de la radio, ¿no? Haciendo radio, pues se consigue exaltarte, hacerte
conocer en los medios. Pues, sin querer, cuando llega un programa de televisión,
los nombres que barajan siempre son gente que ha hecho radio. Entonces, yo, un
día, fui a la televisión, pero sin que me llamase nadie, a ofrecerme. Dije “si
hay alguna cosa para mí, no duden en llamarme”. A través de un amigo que me
presentase a otro amigo, y le dije “ oiga, aquí tiene mi tarjeta, si algún día
necesitáis alguna voz, o algún presentador, pues me llamáis”. Yo, creyendo que
no me iban a llamar nunca, claro. Y mira por donde un día me llamaron, y además
cuando peor lo estaba pasando yo, o sea, estaba hecho una porquería, de verdad,
una piltrafa, anímicamente, me llega la llamada de televisión, que vaya a
televisión, que quieren hablar conmigo. Fui a hablar con ellos y era para poner
voz a un programa. Era la voz, nada más. Pero, cuando puse voz a ese programa,
el que hacía, el que dirigía, ese programa, dirigía un programa de libros en
televisión que se llamaba “Biblioteca joven”, y me dijo si a mí me interesaba
presentar un programa, presentar ese programa, porque el anterior presentador se
marchaba. Y yo “¿Cómo?¿Que voy a salir en pantalla y la van a ver en mi
pueblo?”. Y claro. Y ahí empecé, en un programa que se llamaba “Biblioteca
joven”, hace muchísimos años.
¿Qué
diferencias ve entre trabajar en la radio y trabajar en la televisión?
Enormes, enormes. La radio es personal,
íntima… No se puede cambiar por nada. En la radio, tú eres un poco el dueño de
lo que haces, porque todo depende de ti, tu palabra es la única que vale. En la
tele no, ya no vale nada de eso. En la tele dependes de una luz, dependes de un
maquillaje, dependes de un cámara que te puede sacar bien o mal… Dependes de un
montón de cosas. O sea, ya no mandas tú en tu palabra. En la radio, mandas tú,
y lo que tú haces. Eres plenamente responsable de lo que dices. En la tele, yo
creo que es menos. A mí la tele nunca me ha gustado, me ha gustado mucho más la
radio. Lo que pasa es que lo he hecho porque hay que hacerlo, pero si hubiera
tenido que elegir, hubiera elegido siempre la radio. Hay una diferencia
bastante abismal para mí. En la radio, soy yo. En la tele, no era yo.
¿Con
qué medio siente más cercanía con el público? ¿Cuál es más próximo a los
espectadores?
Hombre, la radio. La radio es que la radio,
en este momento es la vida, es el sonido de la vida. En cuanto se produce una
noticia, el medio que más rápido la emite es la radio. La radio es instantánea.
Se produce un accidente, alguna buena noticia, o mala, o lo que sea, e
instantáneamente la radio la da. La tele tiene que esperar a confirmarla,
primero tiene que mandar una cámara, primero tiene que decir que parece que
está ocurriendo. ¿Por qué? Porque la televisión es imagen, en la radio son
palabras solo. La radio le gana la batalla a la tele, pero en muchas cosas, en
casi todas.
¿Cree que la radio está lo suficientemente
valorada en relación con otros medios de comunicación?
Yo creo que sí. Bueno, se decía cuando llegó la tele, que moriría la radio, y yo creo que no ha muerto. No solo no ha muerto, sino creo que la televisión ha descubierto nuevos caminos a la radio. Ha revitalizado la radio, que se moría. La radio se moría por falta de ideas, como se está a punto de morir ahora, también por falta de ideas. De cuando en cuando, ocurre, cuando pasa mucho tiempo. Tú ves ahora mismo quién hace radio, por ejemplo, por las mañanas en las emisoras, dime los nombres (…). Son gente más o menos ya baqueteada, que lleva mucho tiempo. No hay movimiento en las carteleras de radio. ¿Por qué? Porque lo siguen haciendo, o lo seguimos haciendo, los mismos de siempre. Yo llevo toda la puñetera vida haciendo lo mismo. A mí me encantaría dejarlo ya, pero no me dejan dejarlo, porque no han encontrado a nadie que pueda hacer lo que hago yo. Pues tendrá que haber alguien que lo haga por ahí, que lo esté haciendo, que lo pueda hacer. Ese es el problema de la radio, que de cuando en cuando necesita cambiar todo y no se está haciendo. Cuando vino la tele, cambió todo. La radio recuperó mucho de lo que había perdido. Ahora quizá nos haga falta otra recuperación, volver a barrer todo lo viejo y empezar a poner cosas nuevas. Yo creo que le faltan ideas a la radio.
¿Cómo
cree que los medios de comunicación pueden influir en la sociedad?
Pues influyen, claro que influyen. Tenemos
una responsabilidad muy grande que yo creo que ni nosotros mismos somos
conscientes a veces de lo importantes que son nuestras palabras, de lo difícil
que es tener, en ese momento, un micrófono delante para poder comunicarle algo
a la gente. Tú estás comunicando algo a la gente o dando una opinión de algo, y
sin querer, estás intentando hacer proxenetismo, ¿no? Entonces, a veces no nos
damos cuenta de que tenemos una responsabilidad muy grande. Y a veces mentimos,
a veces tergiversamos una información y a veces damos (yo digo “damos” en el
sentido genérico, no es que la haya dado yo) pero dar, puedo decir,
informaciones que son tendenciosas, que se arriman al lado del que vive el
periodista. Yo creo que el periodismo, hoy día, está bastante peor que hace 20
años, por ejemplo. Ahora, los periodistas, tanto deportivos como políticos, por
ejemplo, son todos o de un partido o de un equipo, y antes eso no pasaba,
aunque pasaba, no se decía, y ahora se dice. Y no pasa nada. O sea, ¿qué
opinión te puede dar, te puede merecer un comentarista político que sabes que
es de derechas o que sabes que es de izquierdas? ¿En qué medida te puede
influenciar? Si está defendiendo su postura. O un comentarista deportivo que es
del Madrid o es del Barça. Lo lógico sería que fuese independiente. Eso sería
lo ideal, pero como no ocurre, pues a veces pienso que no nos hemos dado cuenta
de lo importante que es nuestra opinión a la hora de hablar en un micrófono o a
la hora de hablar frente a una cámara.
¿Para
usted cómo fue el cambio de la cadena SER a la cadena COPE?
Pues… Lo peor no fue el cambio. Lo peor fue
la sensación de que dejabas atrás toda
una vida. De pronto, sin que pase nada, porque a mí no me pasó nada con la
cadena SER, yo estaba bien con la cadena ser, y de pronto me vi obligado a irme,
pero no por ningún problema ni económico ni empresarial, sino porque a un amigo
le hacen una faena y yo, por solidarizarme con ese amigo, me voy con él.
Entonces, ese es el momento tremendo, ¿no? Y dices bueno, voy a abandonar casi
toda mi vida en la SER por una COPE que yo no sé lo que va a pasar allí, qué
vamos a hacer allí. Ese fue el momento más duro, tomar la decisión. Yo nunca lo
dudé. Yo en el momento que vi que a Paco lo echaban, yo tomé la decisión de
seguirle y, junto a mí, tomaron la decisión más de 50 personas, y supongo que
muchos oyentes. Entonces, nunca me he arrepentido de haberlo hecho. Y ya, me
ofrecieron el oro al moro, pero es que yo ya no podía seguir en una empresa que
había hundido a un compañero. Y entonces, lo difícil fue eso, dar el paso. Una vez
que das el paso, como te venías con toda la gente – yo miraba alrededor y veía
el primer programa que hicimos el 27 de agosto, yo miraba y veía a Armenteros,
veía a Paco, veía a Evia, veía a los técnicos. Claro, para mí era lo mismo. Era
un estudio más pequeñito, sin tanto bombo como el de la SER, un estudio más
humilde, pero el programa realmente era lo mismo. O sea que trauma, dificultad,
no hubo ninguna, solo el momento de tomar la decisión. Eso sí que fue duro y
complicado.
¿Qué
significa para usted el deporte?
El deporte… Bueno, es un medio para
expresar lo que yo quiero expresar, o sea, a mí me parece un medio maravilloso
para prestigiar, por ejemplo, algo que está bastante desprestigiado, que es la
publicidad. A mí siempre me pareció horrible que un presentador de radio
dijese, que lo siguen diciendo, contra mi voluntad, pero lo siguen diciendo: “Y
ahora, una pausa para la publicidad”. O sea, como si la publicidad fuese una mierda. “Mira ahora dejo de hablar yo, que soy el bueno, y viene una puta mierda que se llama publicidad. Y luego ya volveré yo cuando termine esta mierda”. Todo eso a mí me dolía mucho. Yo siempre he defendido la publicidad, y
creo que con la publicidad se puede hacer radio. Y el deporte te da la
oportunidad de hacerlo, porque por ejemplo, tú estás en un programa de la
mañana y no podrías hacer lo mismo, el tipo de publicidad que hago yo en
“Tiempo de juego”, no podrías hacerlo en el programa de Buruaga, porque son
entrevistas más largas, son períodos más largos… En cambio, en el deporte, como
cada momento hay un gol, un penalti o algún acontecimiento o alguna frase o
alguna jugada, te da oportunidad de meter un ritmo brutal a la radio e
involucrar la publicidad en cada cosa que va pasando. Ese, yo, creo que es el
único mérito que tengo yo, haber conseguido meter la publicidad ahí, no con
calzador, sino alegremente, para que no canse, que sea divertida, que lo haga
todo el mundo y que sea algo más que una pausa. Para que la gente la comparta.
¿Cree
que el periodismo deportivo español deja de lado otros deportes y le da más
bombo al fútbol?

¿Cree
que el periodismo deportivo en España se encuentra en deterioro con respecto a
años anteriores?
Sí, yo creo que sí. Yo respeto a todo el
mundo. Eh, cuidado, cada uno es muy dueño de hacer el periodismo que quiera. Yo
siempre he dicho que yo no soy periodista deportivo. Por eso yo sí puedo decir
de qué equipo soy, porque yo no opino de fútbol. Yo no hablo de fútbol. Yo no
hablo del Madrid, ni del Barça, ni de nadie. Puedo comentar alguna cosa, pero
no desde una cátedra, como hace la mayoría, que es una cátedra, periodismo
deportivo. Por eso yo digo que soy del Dépor, y a mucha honra, y no me
arrepiento de decirlo. Ahora, que un periodista que critica y ya entra en
terreno de crítica contra cualquier equipo, contra cualquier circunstancia que
se produzca en el fútbol, diga de qué equipo es, a mí no me parece bien. Hubo
un tiempo que me parecía bien, pero yo creo que ha sido perjudicial para la
objetividad del periodismo deportivo. Yo creo que lo ha perjudicado bastante,
porque encima, si eres de un equipo, cuando te hablan mal de él, aunque tú no
puedas decirlo, te cabreas más, y tus berrinches se trasladan a la antena o al
periódico. Por eso hay tanto periodismo agresivo últimamente. Muy visceral, muy
poco edificante y, para mí, un poco ecléptico. No me gusta cómo está el
periodismo deportivo.
¿Qué opina del movimiento 15-M?
A mí me parece perfecto. Yo creo que para
eso estamos en el mundo, para protestar y para rebelarnos. Yo, porque estaba en
la radio en esos momentos, si no yo hubiera ido también. No me gustaría que se
radicalizase. Yo, mientras sea un movimiento pacífico, de rebelión e incluso de
insumisión a determinadas directrices de los que mandan, me parece perfecto.
Yo, mientras no haya violencia ni se radicalice, me parece el mejor movimiento
que se pueda inventar para tratar de decir a estos miserables políticos que
tenemos que así no se llega a ninguna parte.
¿Cómo cree que afecta la crisis a los medio
de comunicación?
Pues mucho. Nosotros, afortunadamente… Yo
no sé. Yo, cada día que me levanto, doy gracias a quien sea porque no hemos
sentido la crisis. Nosotros estamos en un nivel publicitario igual que teníamos
en “Carrusel”, y yo creo que más. Tenemos también más horas, por eso se nota
menos la publicidad, claro. En Carrusel eran menos horas y era un poco
agobiante. Aquí, agobia menos porque hay más horas, pero estamos a un nivel
igual que en “Carrusel” e igual que al principio de cuando empezamos, o sea que
a los anunciantes hay que darles las gracias. ¿Hay crisis? Crisis hay para la
gente que busca trabajo. A mí me encantaría
ahora darle oportunidad cada año a tres periodistas deportivos nuevos
para que entrasen en el equipo, y se fuesen formando, por lo menos durante un
año, ¿no? Que bebiesen de las fuentes, de nuestra forma de trabajar y que esa
forma de trabajar la llevasen otras cadenas. Eso lo he propuesto, pero es
imposible, porque está el máster COPE también, hay gente que tiene que entrar…
Entonces, no hay oportunidades para la gente joven, y eso es lo que más me
duele. Que hay mucha gente por ahí que puede valer y que puede ser yo en el
futuro, y no les estamos dando la oportunidad que se merecen. Y eso es lo que
más me duele ahora mismo de la crisis, no cobrar menos, o ganar más o ganar
menos, no, que mucha gente que sé que vale, y que podría hacerlo muy bien, no
puede demostrarlo. Porque a ti ¿de qué te vale ser muy buena si no te dan la
oportunidad de decirlo? A mí me dieron la oportunidad, me costó, pero me la
dieron, entonces lo pude demostrar.
¿Qué opina sobre los becarios? ¿Cree que
están lo suficientemente valorados?
Yo creo que no. Yo, lo que decía antes.
Creo que le faltan muchas oportunidades a la gente. Y yo no sé cómo se puede
arreglar esto, no lo sé. Es que no sé si, cuando acabe la crisis, que acabará
algún día, va a haber oportunidad para que los becarios desarrollen sus
facultades. Nosotros tenemos unos becarios que algunos se han quedado con
nosotros, o sea, el que vale realmente, si aprovecha el período de becario para
demostrar lo que vale, ese tío tiene futuro. Ahora, si lo primero que pide un
becario es “cuándo voy a librar”, como ha ocurrido con algunos, yo le pongo una
cruz ya. Porque un tío que llega y el primer día “oye, ¿qué días voy a librar?”.
Digo “no, perdona, primero, trabaja, coño. Primero, demuéstranos que vales. Y una
vez que demuestres que vales, ya buscaremos a ver cuándo libras, hombre,
tranquilo”. O sea, lo primero que hay que hacer es demostrar lo que llevas
dentro. Y hay que darles la oportunidad. Nosotros, con los de Máster COPE,
tenemos becarios y otros que vienen y los tratamos fenomenalmente. Les metemos
directamente en el trabajo para que lo demuestren.
¿Qué consejo nos daría a los jóvenes que
queremos dedicarnos a esta profesión de comunicadores y periodistas?
Mira, voy a hablar por experiencia. A mí,
lo que me ha salvado siempre ha sido la vocación. O sea, ¿qué es la vocación?
Saber que vales para una cosa. Yo sabía que valía para la radio. Entonces, toda
mi vida, por muchas puertas que se cerrasen, yo sabía que algún día se tenían
que abrir. Por muchos trenes que pasasen sin parar, digo “¡algún día parará
alguno, coño!”. Porque yo sé que va a parar alguno. Y como pare uno, vamos, de
ese no me bajo yo… ni borracho. Entonces, yo siempre he tenido esa idea de que
la vocación es lo que te salva. Si tú quieres ser periodista deportivo,
periodista normal, de radio o de televisión, y te dan la mínima oportunidad
para demostrarlo, demuéstralo. A lo mejor no vales. Tú te darás cuenta de si
vales o no vales. Ahora, como valgas, y tú sepas que vales, tienes que
convencerte de que eres la mejor. Yo cuando fui a la prueba de Santiago, que
fue la primera que hice en mi vida de radio, yo sabía que iba a ganar. Es que
iba convencido de que iba a ganar, de que era el mejor. Y gané, sí. La
confianza, claro. Yo iba seguro de que iba a ganar. Vamos, a mí me dicen ese
día que no entro en la radio, y hubiera intentado entrar, hubiera seguido
intentando otra prueba. Hasta ganar. O sea, vocación, seguridad en ti mismo, es
muy importante. Seguir adelante siempre. Si tienes vocación, seguirás, si no
tienes vocación, cambiarás de profesión. Irás a otra más cómoda.
¿Qué siente cada vez que gana un premio?
Pues mira, me vienen muy bien, sobre todo
porque, en esta profesión, tienes que estar permanentemente reciclándote. Es
tan monótono todo, tan igual todo, los sábados, domingos, los martes, los
miércoles, los anuncios, los goles… Ya casi todo es muy repetitivo. Entonces,
un premio viene bien para pararte un momento y empezar a fabricar ilusión otra
vez. O sea, me acaban de dar un premio, bueno, voy a buscar el siguiente. Entonces, es como
revitalizar, como cambiar las cañerías por dentro y llenarlas de ilusión otra
vez. A mi para eso me sirven los premios.
¿Cree que ser reconocido es importante para
trabajar en este medio?
Hombre… Ahora sí. Ahora yo, en mi caso
personal, sí, porque ya soy conocido, pero cuando yo empecé pues no me conocía
nadie. Y bueno, si te dan la oportunidad, tienes que demostrarlo, tratar de
demostrarlo. Yo intenté demostrarlo. Yo tenía mucho orgullo y entonces, cuando
me fui de mi pueblo a Santiago, a Radio Galicia, y luego me vine a Madrid, mi
gran obsesión era volver a mi pueblo reconocido. Que dijesen “mira, este se fue
de aquí” y lo he conseguido.
Hemos oído y leído que usted se dedicó
mucho tiempo a la música, y queremos saber si lo sigue haciendo. Si sigue en el
mundo de la música.

¿Cuál ha sido el acontecimiento más
importante que ha tenido que cubrir?
Yo creo que para
mí lo más bonito fue el Mundial, pero, claro, no estuve allí, no pude estar. Me
hubiera encantado haber estado. Pero fue lo más agridulce de mi vida, porque el
Mundial coincidió exactamente, porque lo hizo Paco González en Telecinco, con
nuestro problema. Entonces yo estuve haciendo el Mundial, que no lo iba a hacer
porque estaba enfadado con la SER porque se portaron muy mal conmigo cuando
hablé de Paco y me cabreé, pero digo: “lo voy a hacer porque soy un
profesional, hay una publicidad contratada y la voy a sacar adelante”. Ahora me
arrepiento de haberlo hecho, porque no me sirvió para nada, al contrario.
Entonces para mí significaba que terminaba el Mundial y yo dejaba la SER. Yo lo
sabía. Entonces, el último día, cuando terminó el Mundial y terminé mi último
anuncio, yo sabía que ya no tenía nada más que hacer; cuando España estaba por
la calle celebrando y la SER era un bullicio, yo me fui a la planta novena en
la SER, salí a la terraza y estuve llorando como 10 minutos, porque estaba
dejando muchos años de mi vida en aquel Mundial. Entonces me fui a cenar, esa
noche nos emborrachamos todos, y al día siguiente me fui para Galicia. Pero es
un Mundial que recordaré siempre, o sea, no podré olvidarlo. Fue el
acontecimiento más definitorio y definitivo de mi vida seguramente.
¿Recuerda alguna anécdota a lo largo de su
carrera?
No tengo muchas
anécdotas. Siempre me preguntan y nunca puedo responder.
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